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Caminaba con Jess mucha gente, y volvindose les dijo: El que no lleve su cruz y venga en pos de m, no puede ser

discpulo mo. Cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discpulo mo.
Lc 14, 25-33

Cuando el dolor te deje una herida no escondas jams la cicatriz.

Es la nica seal de que eres verdaderamente un hombre.

Nino Salvaneschi se presentaba como


un ciego que se ha replegado a s mismo y ha visto radiantes horizontes.

Su fe cristiana daba sentido a su bsqueda.

No pocas almas, deca, piden a Dios que venga a su encuentro sin hacer por su parte el ms mnimo esfuerzo.

El juglar ciego nos dej profundas meditaciones sobre el misterio del dolor que se revela en las ltimas palabras de Jess en la cruz.

Reconocer ese camino trazado por el Dios-con-nosotros es fuente de paz y sabidura.

Y un manantial de fortaleza para practicar la abnegacin y afrontar una vida digna.

Jess no nos ha ocultado el camino al que nos invita:

Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a s mismo, no puede ser discpulo mo.

Estas reflexiones no encuentran hoy odos complacientes.

Antes de que llegue, pensamos que el dolor est dirigido a otros.


Cuando nos alcanza no somos capaces de adivinar el verdadero sentido que le da el seguimiento de Cristo.

No es fcil decidirse a ser discpulo de un crucificado en un mundo que glorifica el xito y el triunfo. Y ms difcil es manifestarlo en un momento en que est de moda olvidar las races cristianas.

Seor Jess, que nos llamas a seguirte, aydanos a comprender que nuestra garanta consiste en ir a ti y contigo sin contar con otros apoyos que tu gracia. Amn.

Jos Romn Flecha Andrs


Palabra del Seor, Salamanca , Editorial.Secretariado Trinitario,2007
Presentacin:

Antonia Castro Panero

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