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Ciclo C

PAZ A VOSOTROS

Al anochecer de aquel da, el da primero de la semana, estaban los discpulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judos.

En esto entr Jess, se puso en medio y les dijo:

PAZ a vosotros

Y dicho esto exhal su aliento sobre ellos y les dijo:

-Recibid el Espritu Santo:

A quienes les perdonis los pecados, les quedan perdonados: A quienes se los retengis, les quedan retenidos.
Jn 20, 19-23

El Papa Benedicto XVI subrayaba que en Pentecosts el Espritu Santo concede a los fieles el don de comprender. Supera la ruptura iniciada en Babel la confusin de los corazones, que nos enfrenta unos a otros-, y abre las fronteras.

El viento del Espritu nos saca de nuestro individualismo,

nos abre a la comprensin de todos,


nos ayuda a superar nuestros lmites y prejuicios, nos introduce en el pueblo de Dios que es esencialmente catlico, es decir universal.

El Papa subraya la importancia del saludo de Jess que desea a los suyos el don de la paz.

Una paz que no nace de los cerrojos, sino de la presencia del Seor en medio de la comunidad, llamada a vencer el miedo.

Jess exhala su aliento sobre los discpulos y les comunica su Espritu para que puedan perdonar los pecados.

El aliento de Jess recuerda el soplo de Dios sobre el hombre inicial para que tenga vida.

El Espritu nos ofrece la paz y, gracias al perdn de Dios, inicia en cada uno de nosotros una nueva creacin y una nueva revelacin de su voluntad.

La fiesta de Pentecosts es representada por dos smbolos bblicos:

El viento impetuoso y El soplo de la brisa. Nos evocan la fuerza y belleza de lo natural, pero nos remiten a un mundo sobrenatural.

Gracias al viento se purifica el ambiente contaminado, pero nadie lo puede detener cuando sopla impetuoso.

As es el Espritu de Dios. Nos purifica y arranca nuestros anclajes.


El huracn se re de las fronteras. Y el viento de Dios nos invita a superar nuestros particularismos, aldeanismos y nacionalismos.

Gracias al aliento podemos respirar y vivir. Pero el aliento es silencioso. Cuando se hace sonoro nos indica que estamos enfermos.

Tambin el perdn es discreto.


El gritero de las plazas o de las promesas polticas no se compagina con el perdn que nos da la paz y crea verdaderas comunidades.

Padre celestial, t nos has dado el Espritu para que nos llene de vida y nos gue por los caminos del amor.
Haznos dciles a su orientacin para que vivamos en la unidad y la paz. Por Jesucristo nuestro Seor. Amn.

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