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Hijos mos, me queda poco de estar con vosotros.

Os doy un mandamiento nuevo:

Que os amis unos a otros como yo os he amado.

Cinco veces repite el Papa en la encclica que el amor no es ya un mandamiento externo, impuesto al ser humano,

sino que es la respuesta ms autntica a un amor que nos viene dado por Dios.

En los momentos finales, Jess deja a sus discpulos un don que es un encargo:

Que os amis unos a otros como yo os he amado.

El mandamiento no puede ser entendido como una imposicin ni como un sentimiento efmero.

El amor es la vida.

Refleja nuestro deseo ms profundo y nuestra misma necesidad de ser personas.

Amarnos unos a otros no es una obligacin pesada de la que uno trata de librarse.

Al amarnos nos hacemos.

El amor es el signo que revela la riqueza de la vida y su sentido final.

No podemos engaarnos pretendiendo identificarnos slo por los signos externos:


No es el turbante o el velo.

No son nuestras peregrinaciones a los lugares santos. No son los ayunos o los ritos.

Pero todas sus manifestaciones y propuestas han de brotar slo del amor con el que hace presente a su Seor.

La seal del amor no es una clave secreta. Es un signo pblico. Bien lo saben los no creyentes. Gracias a l pueden exigirnos fidelidad a nuestros principios. Lo hacen mil veces sin darse cuenta de que as nos invitan a ser lo que hemos de ser:

Seor Jess, t nos has amado hasta el extremo. Que nunca olvidemos tu ejemplo. Y que amemos a los dems con el amor que el Padre nos ha manifestado en tu vida y en tu entrega. Amn. Aleluya.

Jos Romn Flecha Andrs


Palabra del Seor, Salamanca , Editorial.Secretariado Trinitario,2007
Presentacin:

Antonia Castro Panero

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