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TEXTO PRESENTACIN DE SURCANDO EL VACO

ngel Soldevilla, remitindome a sus propias palabras, naci en la ciudad de Orense, a la tierna edad de 9 meses, un precioso da de primavera. Le encanta la literatura, el cine, la msica y el chocolate al que es muy aficionado, es un poco vago y hasta ahora solo ha publicado un poemario Surcando el vaco.

Ante su propia y personal definicin y ante el poemario que hoy nos acerca aqu, yo me pregunto, se puede surcar el vaco? Y, qu puede haber en l para que nos tiente el hacerlo? Un viaje a la Nada a travs de la palabra, pero quiz es ah donde la palabra se asienta, en una cripta intangible de ceniza de humo que, sin embargo, es capaz de edificar el hueso que al soplo de la voz se rebela. ngel se interroga y nos interroga, y en ese inquirir lleva a la misma convulsin la realidad, astilla de sbito el espejo para encontrarnos con lo que nos hace temblar... Araamos la imagen Surcando el vaco y con ella la base social, hasta que descubrimos la llaga ntima que nos duele sin la anestesia de la universalidad. Hay una oquedad en el vaco, una desubicacin ancestral, un desorden erial donde el vocablo rompe rotundo, donde habla el legado para desentraar el drama humano que se duele solapadamente hasta ese instante en el que es convocado por la sangre, el tendn, la mandbula apretada... la maltratada humanidad. Y el vaco nos asfixia, nos muerde, nos lacera, nos desnuda del hechizo conformista para obligarnos a sentir el fro existencial que nos encara con nosotros mismos, en una

parbola de desamparo prstino necesario para curar el alma adolecida de materia, de ese matiz de lo mrbido que subyace en todo lo efmero... Surquemos el vaco, parece decirnos el poeta, para arrancar una a una las pginas que conforman esta manada dispar. Y llenemos luego las cubiertas vacas de folios sin heridas, con la savia que honre el gran todo de la vida. Celsa Barja

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